En arquitectura, el trabajo de dibujo de fachadas ha generado elementos ornamentales que han definido, a lo largo de los siglos, los diferentes estilos arquitectónicos. La adición de estos relieves ha provocado siempre bajo el sol unos juegos de luz y sombra que insinúan el movimiento de los mismos a lo largo del transcurso del día.

Igual que las fachadas, los pavimentos también son receptores/receptáculos de luz.

El proyecto HIRUKI trata de aportar una dimensión arquitectónica al suelo mediante la consecución de espacio y de movimiento a partir de la superficie del pavimento.

Igual que el espejo de agua que genera movimiento bajo el mecer del aire al convertirse en onda, HIRUKI quiere anteponer la emoción que nace en el paso de la quietud al movimiento. El baile de la sombra y de la luz que nace cuando el sol acaricia el pavimento, ese dúo inseparable danzando en lenta progresión, que se alarga hasta el final del día.

HIRUKI se compone de cuatro únicas piezas que constituyen una sucesión lógica en la metamorfosis de sus formas triangulares.

El proyecto se centra todo aquello que abraza en la trama de cada pieza: la combinación de colores, el espacio, el relieve que de él se desprende.

A partir de un sistema seriado compuesto por elementos geométricos, surgen composiciones diferentes que proponen nuevos planos y velocidades.

HIRUKI apela a la potencia de la abstracción y a los infinitos recursos de lo imaginario.